miércoles, 30 de abril de 2014

Recuerdo que te dije "soy un caso extraño"

-Eres rara.
-Y tú común.
Soy rara. Soy rara entre las raras.Me explico, lo que se considera (yo no) la típica rara es la que está sentada sola, la única que atiende y responde al maestro, las demás niñas miran de reojo y se callan cuando llega. Lo que en otras zonas se diría la empollona.
Pues yo no sufro ese tipo de rareza.
Lo mio es quizás más cercano a la locura que asusta a la gente de pueblo, que no está acostumbrada a salirse del camino marcado, que rareza.
Me gusta leer desde pequeña, escuchar música diferente al flamenqueo al que se está acostumbrado, aspiro a algo muy lejano a ser abogada, médica o maestra y no soy fiestera.
Me llaman rara quizás por el hecho de ir rapada, cambiar de color de pelo cada X tiempo y no vestirme como las demás.
Me gusta la fiesta, claro. Pero para mí una fiesta no significa 20 cubatas con música electrónica en un lugar donde no te puedes ni mover donde lo importante es echarse fotos y rozar el coma etílico.
Estudio lo justo y aún así mis notas son mayores que las de personas que estudian el triple. A ese hecho no le puedo dar explicación.
Mi aspiración es ser tatuadora o perderme en una gran ciudad dibujando a la gente. No pido brillar. El brillo desgasta y se acaba apagando.
En alguna que otra ciudad de tamaño importante sería una persona normal y rodeada de demás personas como yo, y quizás estaría más feliz.
Pero aquí soy una pieza de colección. Nunca fue algo malo



Todo esto para decir que la palabra "raro" es un árbol con varias ramas que pueden tener poco en común.




No hay comentarios:

Publicar un comentario